domingo, 29 de noviembre de 2009

El Comandante Tomás










El 1º de Agosto de 1947 fue fusilado Atilano Quintero Morales en Paterna (Valencia), luego de ser torturado salvajemente. Se enfrentó a la muerte a cara descubierta, luego de rechazar la venda que le ofrecían sus verdugos, “tengan el valor de matar a un hombre mirándolo a la cara”. Murió al grito de: “¡Viva la República!

Esta historia de lucha y sacrificio por defender la democracia comienza en El Pinar y se desarrolla a partir de 1936 cuando el que llegaría a ser conocido como el Comandante Tomás, es movilizado a la península. Se pasa al bando republicano y se mantiene en el frente hasta el fin de la guerra civil. Con la derrota  del ejército republicano inicia su exilio y se incorpora, posteriormente, a la resistencia francesa para luchar contra los nazis. Es detenido por la Gestapo  y encarcelado en un campo de concentración de donde logra escaparse. Regresa a España y se suma a la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón de la que llegó a ser jefe del 5º sector.

Como apunta en su libro Salvador F. Cavas sobre la Agrupación Guerrillera de Levante: “…guerrillero de máximo prestigio que había llegado desde Francia. Recibió la orden de marchar a Valencia para hacerse cargo del mando de la Agrupación de Levante. Esta designación se debió en parte a su prestigio. Se le asignó la categoría de comandante”.


Fuente: Eligio Hernández, “Juan Negrín”, Revista Digital San Borondón.

¡Camine, coño!

Armando Hernández
Era costumbre que al ir a los bailes, primero de tango y después de cuerdas, los viejos y los pastores guardaran un palo del tamaño de una vara, unos 80 centímetros, que casi siempre era de membrillo o de almendro, debajo de la manta, y el que, al menor trastorno o rebumbio, sacaban para caerle a palo limpio a los alborotadores.

Todavía en la década de los sesenta del siglo XX, algunos viejos de Las Casas, como Ildefonso Padrón, José González “Pepe Rita”, Juan “Florencio” y Secundino, iban a los bailes del casino con su palo bajo la manta o abrigo, y no dudaban en sacarlo, sobre todo si los alborotadores eran los jóvenes de Taibique que llegaban después de las doce de la noche.

El juglar piñero

Gelasio Armas, también conocido como “el cieguito de El Pinar”  es el primero en tocar la guitarra en el pueblo a principios del siglo pasado, según refiere José Padrón Machín en “Memorias de un “desmemoriado: “(lo hacía) de oído, pero como lo tenía muy fino y era muy constante en pulsar las cuerdas, lo hacía bastante bien”. Aprendió a tocar en Tenerife, donde pasó algunos años de su juventud. Junto a Juan Peraza, carpintero nacido en Valverde y residenciado en El Pinar, animan los primeros "bailes de guitarra" (bailes de cuerdas).

Estos bailes de cuerda vinieron a sustituir a los del tango herreño y los sonidos de tambores, chácaras y pitos, en nuestras fiestas. Eran estos últimos sonidos los que animaron hasta ese momento todas nuestras fiestas religiosas, bautizos, matrimonios, llegada de indianos. Gelasio Armas además de tocar la guitarra, compone romances y versos. La importancia en la vida cultural y social de la isla de este juglar piñero, sin embargo, será motivo para ser abordado más adelante.

Fuente de Memoria: José Padrón Machín, "Memorias de un desmemoriado"

¿Me das fuego?


Tan simple como "golpear" la yesca con el eslabón para provocar la chispa. El movimiento es muy parecido al de encender un fósforo, aunque más seco. De canto, la pieza de metal roza con fuerza la piedra. Es un golpe, un toque fuerte ladeado, lo que hace saltar chispas. Estas son recogidas por la tabaiba que se comportan como un excelente conductor; toda vez que con apenas nada se enciende y mantiene la brasa. Para ello, sin embargo, es necesario que parte de la mecha esté quemada previamente. Es precisamente esta parte la que da fuego.

Este ingenioso "encendedor" era el que utilizaban nuestros pastores (el viento con este artefacto no es un problema como con los actuales, por el contrario, anima la brasa inicial). Junto a su petaca con tabaco y la pipa acompañó a muchos de ellos en sus soledades con el ganado, conversaciones. Se completaba este artefacto con una tapa de metal que servía para apagarlo.

Fuente de Memoria: Ramón Padrón Castañeda"Basilia"

Tecorone o Tecorón

Tenía razón el maestro Eloy Quintero cuando decía que “los usos y costumbres de los pueblos deben ser respetados”. Tanto como para cabrearse al ver como sin ton, ni son, lo que siempre se llamó en El Pinar y la isla “Tecorón” o “Tecorone”, pasó a denominarse oficialmente  Tacorón.

Es precisamente esta una de las primeras palabras insulares que adquirió conciencia castellana. Así lo señala Abreú y Galindo en su “Historia de la Conquista de Canarias” que ubicó ese punto como el lugar en que desembarco Jean de Bethancourt  con toda la corte castellana detrás:  “Tomó puerto en el lugar que los naturales llamaban Tecoroné, que es en Las Calmas de la isla, junto a otro puerto que llamaban Iramase, y al presente Naos”.

Población y emigración

La evolución de la población a lo largo de todo el siglo pasado nos permite observar la dimensión y los efectos de la emigración en El Pinar.  En la década de los 70  núcleos como Taibique ven reducida su población a casi la mitad con respecto a comienzos de siglo, y a casi una tercera parte con respecto a los 50 (hay que saltar hasta el censo del nuevo siglo para reportar un saldo positivo: 876 habitantes en Taibique en el 2.006, 42 personas más en un siglo).  Es precisamente en la década de los 70,  donde La Restinga se comienza a definir como un importante núcleo de población  (en estos datos hay que considerar los vecinos que vivían arriba pero se apuntaban abajo, para completar las 300 personas  mínimo que exigía telefónica para llevar el servicio a cualquier pueblo de España; esto,sin embargo, no oculta el crecimiento constante que vive La Restinga desde esa época y que ya para el 2006 llegan a los 506 vecinos).


1900
1910
1920
1930
Taibique
834
860
1.022
1.110
Las Casas
242
276
360
351
La Restinga




Total
1.076
1.136
1.382
1.461

1940
1950
1960
1970
1980
1.247
1.253
1.023
492
524
348
355
319
199
208

33
33
303
309
1.595
1.641
1.375
994
1.041
Fuente: INE

martes, 10 de noviembre de 2009

El silbo en El Hierro






Ya en 1982 Maximiano Trapero documenta y da a conocer en toda Canarias una prueba clara y elocuente del uso del silbo por parte de nuestros pastores. Los documentos pertenecen al Archivo sonoro de literatura oral Maximiano Trapero de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y en los que podrán encontrar más referencias pinchando aquí .

La valentía tiene nombre de mujer


(María Hernández Quintero al centro con su marido y familia)


María Hernández Quintero “Liboria” venía de trabajar en el campo. No es difícil imaginar el coraje de esta mujer de raza cuando le dijeron que a su hijo se lo habían llevado al Casino, como a cada uno de los hombres del pueblo que encontró a su paso la falange y no les cuadró (por haber ejercido hasta ese momento el derecho democrático a tener una opinión, rencillas con alguno de los nuevos verdugos o por simple abuso). Era más chico que los otros y tal vez por eso su hijo, Juan Quintero, tuvo más suerte que los muchos que sacaron del salón y fueron lanzados al balcón, como apilando cuerpos vencidos de todo un pueblo, sin fuerza ni conocimiento para dar ni siquiera un paso.
Fueron tanto los palos que se repartieron en el Casino que debe considerarse un milagro que ninguno muriera en el acto. En su entrada, María encaró a los verdugos del pueblo que todavía hoy Juan no quiere mencionar, tal vez para borrarlos de la historia que traicionaron: "¡No les da vergüenza que están matando el pueblo a palos!"
Entró. Siguió gritando. Su rebeldía y desesperación podía convertirse en ejemplo. ¡Sinvergüenzas! ¡Bandidos! ¡Qué están matando un pueblo! Y María Hernández Quintero paró los palos en el Casino. Y la valentía en El Pinar tiene nombre de mujer.


(Fuente de memoria Juan Quintero)

Cristóbal, pastores y toponimia


Archivo Sonoro de Literatura Oral de Canarias Maximiano Trapero, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Verano de 1992. Recolector Maximiano Trapero y Helena Hernández Casañas. Biblioteca Universitaria. Pincha aquí y busca entre las maravillas de este archivo donde hay tantas voces de nuestro pueblo y de Canarias con tanto que decirnos.

Juzgado de Taibique

"El Alcalde (Rafael Zamora Febles) hizo patente que siendo el pago de Taibique el más importante no sólo de este Municipio sino también de toda la Isla y hallándose a unos 20 kilómetros de esta capital municipal con unos caminos muy penosos e intransitables, creía muy necesario y conveniente para los habitantes del mismo y del inmediato de Las Casas, la creación en aquél de un Juzgado Municipal Municipal que garantice con más comodidad y rapidez los derechos de aquellos ciudadanos... "


(24 de octubre de 1.918, Pleno municipal en La Frontera en el que se aprueba la creación del Juzgado de Paz de Taibique)

Don Luis Martín Arvelo


(Don Luis Martín Arvelo a la izquierda abajo en una fiesta de La Cruz)


Para muchos jóvenes don Luis Martín Arvelo no es más que un desconocido con nombre de Casa Cultural. Sin embargo, el maestro don Luis marcó a una importante generación de piñeros con sus enseñanzas. Pero, más allá de la Academia, su compromiso con nuestro pueblo, su cultura y su progreso, queda reflejada con apenas 3 de sus aportes: la bandera verde con una piña al centro como símbolo de identidad de El Pinar, las medidas actuales del tambor herreño y el primer plano de la cueva de Don Justo.


En este último punto queda reflejado el carácter visionario del maestro. Organizó el primer grupo de espeleología de la isla junto a jóvenes como Manuel Fernández, Virgilio Fernández, Eligio Hernández, José Quintero "Pepín", Ramón Padrón Castañeda "Basilia", Epifanio Hernández "Fanín" y otros. Comprendió antes que muy pocos en las islas el progreso que podían aportar nuestras cuevas como centros de enseñanza, atracción turística, deportes, investigaciones. Es curioso pero años después en La Palma tuvieron una idea similar, la introdujeron como materia en los institutos y hoy es una importante fuente de ingresos en esa isla. A pesar de nosotros contar antes con don Luis y un sistema de cuevas mucho más interesante.


Historia de Caciques

"...En el lapso de tiempo que media entre 1887 y 1905, se despojó al pueblo herreño de una inmensa riqueza, de la comunidad pasaron a dominio particular, trozos de monte público, como sobre "Tarro", "La Hoya Pequeña", "La Hoya Grande" "La Mocanera", sobre los "Llanitos", "La Hoya Morena", "La Hoya Moreno", "Baranditas", "Derrabado", "El Julan", del camino hasta el mar, "Gallego", "Bejiga", "Hoya de Juan León", "Mata" y "Pinochos". En total, más de 500 mil pesetas. ¡Todo rematado, como "Las Esperillas", sin autorización, fraudulentamente!
...al final de aquel tiempo, ¡Los Lomos!

(Mauro Sánchez, ¡La muerte de los caciques!,1919, El Hierreño. )

lunes, 9 de noviembre de 2009

Tagoror


"Según Juan Álvarez Delgado "tagorór significaba y así lo empleaban los indígenas patio o lugar cercado para las personas (como goro era el lugar cercado para los animales) y existía en todas las casas o cuevas de vivienda de todos los indígenas... En el Tagóror del Rey se celebraba la jura, las asambleas, la administración de justicia, etc., y de ahí pasó tagóror, patio de casa o auchón a significar asamblea... El tagóror de El Julan se considera la construcción de este tipo mejor conservada del Archipiélago canario. No obstante... según nos manifestaron los pastores de la zona y refiere la prensa diaria habían sido modificados en varias ocasiones" (posición de las lajas de piedra, amontonamientos).
Hernández Pérez, Mauro S.: "El Julan" (pp. 34)